La firma francesa recreó un viaje imaginario dentro de la cúpula del Grand Palais, uno de los monumentos más emblemáticos de París. En esta ocasión Chanel convirtió el lugar en una estación de tren al estilo beaux-arts con andenes, y hasta una cafetería llamada Le Riviera.
Como creadora de las prendas y del universo Chanel, Virginie Viard, la heredera del mítico y entrañable Karl Lagerfeld tuvo una fuerte presencia, por primera vez, en el desfile.
La icónica paleta de colores de la firma que combina negro, crudo y blanco, se une al rosa, verde, azul, fucsia, malva y cielo y se enfrenta con profundos tonos café y moca, azul marino y azul cobalto. Los tonos pastel se mezclan entre sí, mientras que las lentejuelas rosas y azules caen en línea y se acumulan simulando ser los agujeros perforados en los boletos. Bordados de flores, con lentejuelas o corte de seda, tul también invaden la escena.
La nueva colección Crucero está marcada por la comodidad, funcionalidad y simplicidad sin abandonar la elegancia que identifica a Chanel. Los conjuntos de blazer y pantalón, en su mayoría de gabardina o algodón están inspirados en los uniformes de los trabajadores ferroviarios.
Con esta colección, Viard continúa la historia de Chanel y lo hace con su propia visión fresca y delicada. Siguiendo la tradición de Gabrielle Chanel y Karl Lagerfeld, da forma a una mirada donde la sofisticación se basa en la pureza y la exactitud de los detalles.
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