Thursday 28 de March de 2024

BELLEZA | 04-04-2019 18:12

Chau AntiAge: la nueva tendencia para amigarse con el paso del tiempo

Conocé la revolución ProAge, una actitud de vida que no lucha contra la edad sino que la acompaña de una manera saludable.

Quizás la guerra más absurda y desigual que nos ha tocado luchar es contra el paso del tiempo. Pero cada vez hay más mujeres que abandonan este campo de batalla y lejos de negar el proceso de envejecimiento, buscan transitarlo del mejor modo posible.

Texto. Mariela Raffaelli

Dicen que el término antiedad es una mala traducción de las voces inglesas anti-age y anti-aging. Como el prefijo “anti” significa “opuesto” o “con propiedades contrarias”, se asegura que en el caso de la palabra antiedad se ha empleado de forma inapropiada, puesto que no se lucha contra la edad, sino contra los efectos que ésta produce.

Pero la vida nos ha demostrado que en vano son las batallas que se libran sabiendo que la guerra ya está perdida. Y no hay posibilidad de revertir el resultado cuando la pelea es contra el paso del tiempo. Así que poco importa que el término adecuado sea antiedad o antienvejecimiento, el problema no es la palabra que se suma al prefijo, sino el pretender ir en contra de algo tan inevitable.

“Si no puedes contra tu enemigo únete a él”, dice el refrán y enhorabuena venimos a hacerle caso. Hace unos años comenzó a gestarse una tendencia que, justamente, es opuesta a la que se opone al envejecimiento y, en lugar de combatirlo, propone acompañarlo del mejor modo posible. Se trata del movimiento proaging. Pro es un prefijo que significa “a favor de” y estar a favor del paso del tiempo se traduce en convertirlo en nuestro aliado.

ProAge

ANTI VS. PRO
“Los tratamientos anti-aging tienen un objetivo claro: parecer más joven (como si la crema, la toxina botulínica o el relleno, realmente pudieran quitarnos edad). Puede que logren una apariencia más joven, pero no una actitud -asegura Irene Bermejo (mN 60.438) dermatóloga miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología-, “en cambio, la tendencia pro-aging tiene una visión del envejecimiento más abarcativa. En este caso, la apariencia jovial se da como una consecuencia de una actitud de vida proactiva donde se cuida la alimentación, la actividad física e intelectual”.

La principal diferencia entre estos dos estilos de medicina estética radica en que la tendencia “anti” actúa de manera superficial y puntual: corrige arrugas y manchas, rellena imperfecciones, etc., mientras la tendencia “pro” ofrece un tratamiento desde adentro hacia afuera y más holístico: intervienen múltiples disciplinas para mejorar la salud y las condiciones físicas, estéticas y mentales. Al ser tratamientos integrales, no hay fórmulas que se puedan aplicar a todas las personas por igual, por lo tanto una de las características fundamentales del proaging es la personalización; cada persona es un mundo y hay que evaluar tanto su salud física, como la mental y la emocional.

Tal como explica Johanna Gleiser, médica dermatóloga (mN: 126729) y fundadora de Estetique láser, “la medicina pro-aging busca mejorar no solo la apariencia, sino el funcionamiento del organismo. Podría decirse que es un estilo de vida. En los últimos años los tratamientos anti- aging fueron furor: cirugías, láser, radiofrecuencias, rellenos, toxinas botulínicas, etc. Si bien se puede mejorar el aspecto, cuando se lleva un estilo de vida saludable los resultados son mayores”. Es que una tiene como base una metodología más paliativa, actúa cuando los síntomas se hacen visibles, mientras la otra se orienta más hacia la prevención: cuidarse hoy, para envejecer mejor mañana. La Dra. Andrea R. Miranda (mN 149.634), directora médica de la Sociedad Argentina de Estética y Nutrición Integral (SAENI), agrega una distinción clave: negación vs. aceptación.

La metodología anti-age, niega el paso del tiempo, literalmente “borra” arrugas. La pro-age busca aceptar el paso de los años para transcurrirlos de la mejor manera posible. Quizás este cambio de paradigma se deba a que se alargó notablemente la expectativa de vida y poco importa tener una piel de veinteañera cuando aparecen los problemas de salud, dolores, dificultades en la movilidad o alteraciones cognitivas. De todas maneras y por más radical que aparente ser este cambio, no lo es. La Dra. Miranda asegura que aún estamos en un momento bisagra, “todavía los pacientes consultan por tratamientos anti-age y los complementan con los pro-age. Verse mejor también ayuda a sentirse mejor”.
 

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